La educación es una herramienta crucial para el progreso económico y social de los estudiantes. Sin embargo, la realidad es que factores como el ingreso familiar, el nivel educativo de los padres, el género y el entorno cultural en el hogar siguen teniendo un impacto significativo en las oportunidades de éxito académico. En este contexto, la escuela española a menudo no logra cumplir su función de ser un ascensor social que compensa las desigualdades de origen en los estudiantes más vulnerables.

Un estudio reciente realizado por las fundaciones Cotec e Iseak cuantifica el grado de incumplimiento de este objetivo en el sistema educativo español. El estudio analiza los resultados del examen de Matemáticas de la prueba PISA de 2018 y su relación con los condicionantes socioeconómicos y familiares de los estudiantes.

Una de las principales conclusiones del estudio es que el nivel socioeconómico de la familia influye en gran medida en el éxito académico de los adolescentes. Los estudiantes de hogares acomodados tienen un 51% más de posibilidades de aprobar el examen de Matemáticas en comparación con aquellos de familias con dificultades económicas. Además, la brecha entre los estudiantes más ricos y los más pobres es alarmante, con los primeros teniendo más del doble de posibilidades de éxito en la prueba.

Los datos muestran que, en promedio, el 51% de los estudiantes españoles supera el nivel básico en la prueba de Matemáticas. Sin embargo, esta cifra esconde una disparidad significativa. Entre los más ricos, el 73% tiene éxito, mientras que, entre los más pobres, solo el 31,6% alcanza este nivel. La diferencia de más de 40 puntos está directamente relacionada con los ingresos familiares.

Aunque aproximadamente un tercio de los estudiantes más desfavorecidos supera su desventaja inicial, España se sitúa en una posición intermedia en términos de movilidad social a través de la educación en comparación con otros países de la OCDE. Las comunidades autónomas que lideran en términos de igualdad de oportunidades son Galicia y Castilla y León, mientras que Madrid y Canarias se encuentran entre las que presentan mayores desigualdades.

El estudio también identifica otros factores que contribuyen a la desigualdad de oportunidades en la educación en España, además de la renta familiar. Estos factores incluyen la falta de libros y recursos de estudio en el hogar, el origen extranjero o la pertenencia a una familia nacida en otro país, el nivel educativo y la calificación laboral de los padres, el género y el idioma hablado en casa. En conjunto, estos elementos explican hasta el 26% de la disparidad en las posibilidades de éxito académico de los estudiantes.

Los autores del estudio también encuentran correlaciones entre ciertas políticas educativas y la desigualdad de oportunidades. La inequidad en el aprendizaje de la lectura y la segregación de los estudiantes por habilidades o nivel socioeconómico familiar se asocian con mayores tasas de desigualdad. Sin embargo, señalan que un sistema educativo orientado hacia una distribución justa de oportunidades puede ser eficiente. De hecho, los países que optimizan mejores sus recursos educativos también experimentan una menor desigualdad de oportunidades, lo que sugiere un círculo virtuoso entre equidad y eficiencia educativa.

En resumen, el estudio revela que, en España, la desigualdad de oportunidades en la educación sigue siendo un desafío significativo. Abordar esta desigualdad requerirá un enfoque integral que considere no solo la renta familiar, sino también otros factores que influyen en las posibilidades de éxito académico. La equidad en la educación no solo es un imperativo moral, sino que también puede conducir a una mayor eficiencia en el sistema educativo y, en última instancia, a un mayor progreso económico y social para todos los estudiantes.

Atte. Patricio Figueroa M – Profesor de Matemáticas

Fuente: elcorreo.com