El SIMCE, o Sistema de Medición de la Calidad de la Educación, evalúa anualmente el desempeño académico en diversas áreas. En Matemáticas, los resultados reflejan no solo el aprendizaje adquirido, sino también factores relacionados con la actitud de los estudiantes hacia el aprendizaje, conocidos como «mentalidad». Este artículo explora cómo la mentalidad fija o de crecimiento influye en los resultados del SIMCE.

Según Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford, define la mentalidad fija como la creencia de que las habilidades son innatas e inmutables, mientras que la mentalidad de crecimiento refleja la idea de que el esfuerzo y la práctica pueden mejorar las capacidades. Estas mentalidades impactan directamente la motivación y el rendimiento académico.

Los estudiantes con mentalidad de crecimiento tienden a perseverar frente a problemas matemáticos desafiantes, mientras que aquellos con mentalidad fija suelen rendirse más rápidamente.

Según Susana Claro (2017) para desarrollar una mentalidad de crecimiento es importante tener en cuenta que:

 (1) el cerebro es plástico y puede generar nuevas conexiones, por lo que, si se entrena, se pueden cultivar nuevas habilidades;

(2) no es positivo celebrar a la persona, sino que su proceso y las cosas que hace, y

(3) valorar el fracaso, considerando que este es una herramienta poderosa de aprendizaje.

Según los resultados para estudiantes SIMCE 2017 de II medio, el 71 % posee una mentalidad de crecimiento, lo que no presenta variaciones según género. Sin embargo, sí surgen diferencias entre los distintos grupos socioeconómicos (GSE) de los establecimientos: a medida que aumenta el GSE, aumenta también la mentalidad de crecimiento de los estudiantes.

El siguiente gráfico ilustra cómo los puntajes SIMCE en Matemáticas varían significativamente entre estudiantes con mentalidad fija y aquellos con mentalidad de crecimiento, especialmente en contextos de bajos recursos.

Gráfico tabla 1:

Al analizar los resultados de SIMCE matemáticas considerando la variable GSE se observa que esta tendencia se replica dentro de cada grupo. Así, en el GSE más bajo, los estudiantes que poseen mentalidad de crecimiento obtienen un puntaje promedio en Matemáticas 25 puntos superior al de los del mismo grupo que poseen una mentalidad fija. Estas diferencias son incluso mayores para los GSE medio bajo y medio.

Gráfico tabla 2:

Los estudiantes de sectores más vulnerables tienden a desarrollar con mayor frecuencia una mentalidad fija debido a factores como la falta de recursos educativos y expectativas limitadas. Este fenómeno refuerza la importancia de intervenciones pedagógicas para fomentar una mentalidad de crecimiento.

Los docentes pueden fomentar una mentalidad de crecimiento destacando el valor del esfuerzo y la superación. Actividades como resolver problemas complejos en grupo o reflexionar sobre los errores ayudan a los estudiantes a entender que las habilidades matemáticas pueden desarrollarse.

En conclusión, los resultados del SIMCE no solo reflejan conocimientos adquiridos, sino también actitudes hacia el aprendizaje. Promover una mentalidad de crecimiento puede ser una herramienta clave para reducir brechas académicas y mejorar el desempeño general en Matemáticas.

Atte. Patricio Figueroa M.

Fuente: Agencia Calidad de la Educación