El 27 de febrero de 2010, Chile experimentó uno de los terremotos más devastadores de su historia, con una magnitud de 8,8 en la escala de Richter. Este sismo, también conocido como el terremoto de Maule, tuvo su epicentro cerca de la costa de la Región del Maule, en el centro-sur de Chile.

El impacto fue catastrófico, generando una serie de tsunamis que afectaron la costa chilena y se propagaron hacia el Pacífico, llegando incluso a algunas regiones costeras lejanas. Además de los daños estructurales generalizados, el terremoto dejó a millones de personas sin hogar y causó una considerable pérdida de vidas.

La capital, Santiago, y otras ciudades importantes, sufrieron graves consecuencias, con edificios colapsando, infraestructuras dañadas y cortes en los servicios básicos. La respuesta nacional e internacional fue rápida, con operativos de rescate, asistencia humanitaria y reconstrucción a gran escala.

A pesar de la magnitud del desastre, la experiencia del terremoto de 8,8 en Chile también llevó a mejoras en los códigos de construcción y protocolos de respuesta ante desastres, buscando fortalecer la resiliencia del país ante futuros eventos sísmicos.

Las matemáticas nos brindan una potente herramienta utilizada comúnmente para medir la magnitud de los terremotos, la Escala de Magnitud de Momento (Moment Magnitude Scale o Mw). Esta escala es una medida logarítmica de la energía liberada durante un terremoto, y se expresa comúnmente con el símbolo «Mw».

En la escala de magnitud de momento, cada incremento de un número entero en la escala representa un aumento de aproximadamente 31,6 veces en la amplitud de las ondas sísmicas y alrededor de 32 veces más energía liberada. Por ejemplo, un terremoto de magnitud 6,0 libera aproximadamente 32 veces más energía que un terremoto de magnitud 5,0.

La escala de Richter fue una escala logarítmica más antigua que se usó para medir la magnitud de los terremotos, pero ha sido reemplazada en gran medida por la Escala de Magnitud de Momento debido a su capacidad para proporcionar mediciones más precisas y consistentes para terremotos de diferentes tamaños y tipos.

En resumen, las escalas logarítmicas como la Escala de Magnitud de Momento permiten expresar de manera más eficaz y comprensible las diferencias en la magnitud de los terremotos, destacando la considerable variación en la energía liberada entre diferentes eventos sísmicos.

Atte. Patricio Figueroa M – Profesor de Matemáticas