En los últimos días, OpenAI ha sorprendido al mundo con una serie de anuncios relacionados con sus productos de inteligencia artificial, en el marco de su evento «12 Days of OpenAI». Entre las novedades destacan el lanzamiento de Sora, su IA generadora de videos; la integración de un buscador web en ChatGPT como motor de búsqueda; y la nueva suscripción «GPT Pro» con un costo de 200 dólares. Sin embargo, el día 20 de diciembre hicieron el anuncio que considero más impactante del año y posiblemente desde el inicio de esta ola de inteligencias artificiales, el modelo «o3», y es de ella en la cual discutiremos en este artículo.

Anteriormente, OpenAI presentó el modelo «o1», diseñado para emular un proceso de pensamiento más humano. Este modelo aborda una consulta considerando diversas líneas de razonamiento, construyendo respuestas de manera más lenta pero más robusta y precisa, sacrificando velocidad en favor de la exactitud. Ahora, con el lanzamiento del «o3», se busca extender este paradigma de manera más general, permitiendo una mayor precisión en la resolución de problemas inéditos, acercándose al razonamiento humano.

Para ilustrar este avance, OpenAI presentó gráficos que destacan el rendimiento del «o3» en programación competitiva, un campo que requiere conocimientos profundos en estructuras de datos, algoritmos avanzados, matemáticas y una alta capacidad de abstracción. En la plataforma de programación competitiva Codeforces, los problemas con un rating de 2700 son considerados de alta complejidad, resolubles solo por el 0,3% de los programadores más experimentados. El «o3» logró resolver un problema de este nivel, indicando una capacidad de abstracción comparable a la humana.

Para comprender el impacto de este avance, es útil revisar la clasificación de las inteligencias artificiales según sus capacidades:

ANI (Artificial Narrow Intelligence): IA especializada en una tarea específica, superando al ser humano en esa área pero sin capacidad para generalizar. Ejemplos incluyen Sora, que genera videos, y DALL-E, que crea imágenes.

AGI (Artificial General Intelligence): IA con capacidad para realizar una amplia variedad de tareas, adaptarse a diferentes entornos y aprender de ellos, comprendiendo el lenguaje humano y mostrando habilidades de razonamiento general. El «o3» se acerca a esta categoría, debido a que, según los gráficos, demuestra una capacidad de abstracción y resolución de problemas complejos que antes se consideraban exclusivas de la inteligencia humana, como la programación competitiva a alto nivel o la matemática competitiva.

ASI (Artificial Superintelligence): Nivel hipotético de IA que supera al ser humano en todas las tareas posibles. Aunque aún no alcanzado, los avances actuales sugieren que podríamos estar acercándonos a este nivel en el futuro.

El «o3» representa un avance significativo en la inteligencia artificial, acercándose a capacidades de razonamiento general comparables a las humanas. Próximamente, estará disponible para pruebas públicas, permitiendo una evaluación más detallada de su robustez y potencial. Este desarrollo marca el inicio de una nueva era tecnológica, planteando desafíos sociales, industriales y filosóficos asociados a la disponibilidad de una IA de tan alta capacidad.

Atte. Patricio Figueroa G – Estudiante de ICI en PUCV