Hace unos días leía un interesante artículo publicado el 30 de marzo del 2020 en  La Tercera online, donde se aborda el contenida de una charla que realizó el connotado biólogo chileno Humberto Maturana (QEPD) en la escuela Hipólito Toro y Salas de Chiguayante, en la región del Biobío. El tema que abordó en dicha oportunidad está relacionado con la situación de violencia que se vive hoy en algunos colegios de nuestro país, aunque no se trata de una situación generalizada, merece que pongamos toda la atención  y concentración en generar instancias de solución a corto y mediano plazo.

El futuro de la humanidad

En dicha oportunidad el biólogo afirmó: «Los niños, niñas y jóvenes se van a transformar con nosotros, con los mayores, con los que conviven, según sea esa convivencia. El futuro de la humanidad no son los niños, somos los mayores con los que se transforman en la convivencia», dijo Maturana en la mitad de su presentación.

Percibió que los auditores se mostraron sorprendidos por su afirmación, entonces prosiguió diciendo: «Nosotros hoy somos el futuro de la humanidad. Los niños se transforman con nosotros. Van a reflexionar, van a mentir, van a decir la verdad, van a estar atentos a lo que ocurre, van a ser tiernos, si nosotros los mayores, con los que conviven, decimos la verdad, no hacemos trampa, o somos tiernos». Por lo tanto, el enseñar, como parte de la convivencia, es indicar, apuntar la mirada, guiar la reflexión, pero «en cualquier caso los niños se van a transformar con los mayores con los cuales conviven», una clara apelación al rol de los padres como primeros formadores.

Maturana explicó que una de las cosas que surge del lenguaje es la conciencia. Y que existen dos preguntas fundamentales que los niños viven. Una de ellas es «¿mamá cómo se hace?, lo que revela que el niño quiere hacerlo bien. «Todos queremos hacer bien las cosas que sabemos y por eso preguntamos», aclaró el biólogo.

Y la otra pregunta es la que le hace la mamá o el papá al niño: «¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?». «Esa es una pregunta maravillosa, lleva la mirada sobre sí mismo. Abre el espacio de la reflexión», dijo Maturana.

Y enfatizó: «Amar educa. Si creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas, nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí».

El origen de los problemas

En su ponencia, Maturana también abordó que los problemas humanos nunca son de inteligencia, sino corresponden a conflictos de emociones. «Son todos conflictos de deseos y se resuelven con la reflexión», dijo el experto.

También explicó que los humanos hacemos teorías, es decir, constructos lógicos que se fundan en premisas básicas aceptadas a priori desde la emoción. Y para resolver las discrepancias con los otros «hay que ver las coherencias del ámbito en el cual estamos hablando», agregó el Premio Nacional de Ciencias.

Si no nos podemos poner de acuerdo, es porque estamos en ambos teóricos distintos. Estamos argumentando desde premisas básicas diferentes. «Y la única solución es mirar desde donde estamos diciendo lo que estamos diciendo», sostuvo Maturana.

Atte. Patricio Figueroa M – Profesor de Matemáticas

Fuente: latercera.com