La semana pasada a través de www.matematicas.cl tuve la oportunidad de sostener una enriquecedora conversación con dos destacados científicos nacionales acerca de cómo la neurociencia puede potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas en el contexto escolar. Los participantes fueron:
Claudio Hetz, profesor titular del Programa de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, investigador principal del Centro de Estudios Moleculares de la Célula (CEMC) y director alterno del Instituto de Neurociencia Biomédica de la misma universidad. Además, es profesor adjunto en la Escuela de Salud Pública de Harvard. Recientemente, Hetz recibió un importante reconocimiento de Michael J. Fox por sus aportes en la búsqueda de tratamientos para el Parkinson y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Rodrigo Tapia, director de Educación y Extensión del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI).
Reflexiones desde la Neurociencia
Durante la conversación, abordamos temas de gran relevancia para quienes enseñamos matemáticas. Muchas de nuestras inquietudes suelen enfocarse desde la perspectiva educativa, pero la neurociencia ofrece una visión más integral, basada en evidencias sobre el funcionamiento del cerebro.
Algunas de las preguntas clave discutidas fueron las siguientes:
¿Es adecuado enseñar matemáticas principalmente a través de la exposición verbal?
La neurociencia sugiere que el aprendizaje es más efectivo cuando se incorpora un componente emocional o motivacional. Por ejemplo, la activación del sistema de recompensa favorece la formación de memorias en el hipocampo. Esto ocurre principalmente cuando la motivación está presente durante el aprendizaje y no como una recompensa futura, como una calificación.
La curiosidad es un factor crucial para activar el sistema de recompensa. Cuando los estudiantes sienten curiosidad, no solo aprenden sobre el tema que despierta su interés, sino también sobre otros elementos incidentales presentados en ese contexto. Por otro lado, un monólogo prolongado, sin estímulos relevantes, tiende a disminuir la atención, limitando significativamente el aprendizaje.
¿Qué actividades previas a una clase pueden preparar al cerebro para aprender?
Aunque no existen recetas universales, hay condiciones fisiológicas que optimizan el aprendizaje, como dormir adecuadamente, realizar ejercicio aeróbico y mantener una buena alimentación. Un ejemplo notable es el de un colegio en Estados Unidos que retrasó el inicio de su jornada escolar, logrando una mejora general en el rendimiento estudiantil.
Además, estados emocionales negativos, como el estrés, afectan el aprendizaje. Promover un ambiente tranquilo y considerar prácticas como la meditación puede marcar una diferencia.
¿Repetir ejercicios favorece un mejor aprendizaje?
La repetición es esencial para consolidar el aprendizaje. Sin embargo, mecanizar procedimientos no garantiza que los estudiantes comprendan profundamente los conceptos. Es importante equilibrar la práctica con actividades que fomenten la reflexión y el entendimiento.
¿Cómo influyen las emociones negativas en el aprendizaje de matemáticas?
Las emociones negativas, como el miedo al error, generan estrés y desmotivación, limitando el aprendizaje. Una estrategia clave es eliminar la percepción negativa del error, ya que este es parte esencial del proceso de aprendizaje y de la ciencia en general.
Los docentes pueden fomentar un ambiente donde equivocarse sea visto como una oportunidad para aprender. Además, actividades como el deporte o el contacto con la naturaleza han demostrado tener efectos positivos en el estado emocional y el rendimiento cognitivo.
Finalmente, valorar la curiosidad y el “no sé” como motores de investigación y descubrimiento puede transformar tanto la percepción de los estudiantes como la práctica docente.
Atte. Patricio Figueroa M – Profesor de Matemáticas